31 diciembre, 2010

Horas, minutos, segundos...


Este año no habrá balances, no habrá propósitos, ni siquiera buenas intenciones. Quedará como una cápsula temporal digna de estudio para las generaciones venideras. Precintaremos los últimos 365 días y los guardaremos entre los túneles de una mina de sal.

Rescataremos, eso sí, todo lo escrito y todo lo dicho, todo quedó grabado en las cajas negras de la nave. En las próximas semanas procederemos a la transcripción y análisis de las conversaciones en cabina.

Seguiremos retransmitiendo en Morse por el canal de emergencia, por si alguno de los que decidieron lanzarse en paracaídas quisieran volver a la isla. Cada tarde a la misma hora encenderemos las hogueras y lanzaremos una bengala por si aun fuera posible.
Hemos rescatado unos fracs de la bodega de equipajes y algunas botellas.

Este año no habrá balances...

Unas copas y algunos deseos tal vez.

14 diciembre, 2010

Nocturnos XXXIII



      
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan inso
mne
como recién salidas de un naufragio de sangre.
                                    F. García Lorca de "Poeta en Nueva York"


Enrique Morente – La Aurora De Nueva York


Suena una y otra vez en la taberna, Alguien hace años la cantó por aquí y nos dejó a todos enamorados. personalmente creí de verdad aquella noche de verano que me había vuelto loco por ella, al escuchar uno de mis poemas preferidos de Federico en sus labios y con aquella voz dulce. Luego nos hizo callar a carcajadas mientras daba pequeños sorbos al vino y nos contaba que el mérito era de ese otro maestro que hoy ha salido en el noticiero. 
Devoramos todo el disco, y luego el siguiente, releímos a Miguel Hernández, a Alberti y a tantos otros desde su garganta con una nueva fuerza. 
Hoy suena una y otra vez.


Parece que ha refrescado esta noche...

12 diciembre, 2010

El plan establecido



Sara, o la chica Hall necesita un principio. Me lo ha dicho entre cervezas y le he prometido un nuevo plan que reemplace al caduco. Creo firmemente que los malditos también  encontraremos nuestro propia e inestable felicidad.

El plan perfecto, el que no tenga fisuras. He pensado durante mucho rato en Sara, su risa y mi plan, y de pronto me ha venido a la mente, sin avisar, la imagen del todavía joven Doinel. Se pasa la adolescencia corriendo y encajando derechas, pero al final del film tiene un momento casi profético. Huyendo llega al mar y de pronto Jean-Pierre Léaud se gira y mira a cámara. En esta maravillosa transgresión cinematográfica que me ha hecho gastar ratos boquiabierto ante la pantalla, Antoine nos dice que tiene un plan.

Mi plan se parece a ese adolescente convertido en sabio, mi plan es caótico, poco predecible y no se sustenta en ninguna estadística. Es revolucionario en el sentido más subversivo y a la vez sabremos conformarnos con los márgenes del escenario. Mi plan incluye extrañas bebidas de color verde, substancias de dudosa legalidad y requiere una comprensión de moral relajada. Se parece a los mapas del tesoro con manchurrones de ron y una gran cruz totalmente desproporcionada.

Mi plan se susurra al oído, para que no sea demasiado público y se grita a los cuatro vientos en los días eufóricos. Huele a risas de arrabal, a humor negro y tiene una niña en una esquina con cara de loca que mira como suenan las guitarras. Es una imprudencia de magnitud faraónica, no lo recomendaría ni el doctor de cada diez que aconseja comer chicle con azúcar. Es imperfecto, poco respetuoso con el medio ambiente y políticamente incorrecto. 

Es el único modo que se me ocurre para subvertir el estado de todas las cosas hasta que se parezcan a lo que nos hace vibrar. Es emocionante y tiene largos anexos a rellenar en noches de vino y risas. No está documentado ni será publicado, pero aprenderemos hasta la última letra.

Mi plan se parece mucho a ti…

09 diciembre, 2010

Nuit brouillée, nuit claire







Arañazos en la espalda y la mente algo nublada, una mesa bien poblada por mentes afiladas. Bebíamos y charlábamos, íbamos desgranando la noche. Evidentemente la risa potente de Jorge sobresalía de vez en cuando entre el humo y yo me sentía feliz de compartir palabras y gestos con gente como aquella. Que nadie malinterprete, no son delirios de grandeza, más bien todo lo contrario. El saber y la complejidad no necesitan ser publicitados, simplemente se dan, en lugares como aquella mesa, como una geometría casual y perfecta. La conversación iba de lo banal a lo más esencial, a ratos parecía que tocábamos el sentido último de la vida con la punta de los dedos y a los cinco minutos nos parecía que precisamente era perdiéndonos en los detalles como resolveríamos el misterio.


No hay porque esconderlo, varias substancias yacían sobre la mesa, cada cual elegía la suya, incluso este tema engendró una acalorada discusión entre el fotógrafo y el escritor. Alguien dijo que no era necesario esconder el hecho creativo tras alteraciones del estado perceptivo, incluso aseguró que eso solo denotaba cobardía en un artista, un pretexto para no mostrarse entero y verdadero frente al soporte, sea cual fuere. Rápidamente el pintor y el poeta saltaron encendidos a defender el caminó hacía la belleza por si mismo, aunque este necesite de catalizadores químicos. Y hablamos de Poe, de las amapolas y del vino barato de Bukowski. Apareció Syd Barrett y con él la idea de que el trance creativo domine al creador. Hablamos de la soledad del visionario y del dolor intenso que podía llegar tras alcanzar la cumbre creativa.  

A todos nos encantaba aquel bar afrancesado del barrio viejo y decidimos que esta reunión fuera la primera. De algún modo nos sentíamos reflejados los unos en los otros y nos enternecía este modo de tener razón todo el rato y no tenerla a la vez.
Tal vez el pico de la noche llegó cuando la actriz llenó de elogios al poeta y le preguntó como era capaz de tal verborrea, casi improvisada, tantas palabras y tan bien elegidas.  Al escuchar la pregunta el escritor interrumpió. – No tiene mérito alguno, lo único que hace es dejar la mente en blanco y echar todo lo que llega, tal cual. Vaciar palabras, eso es la poesía, la literatura, todos podemos hacerlo.  Y quien no puede hacerlo es por miedo o peor, porque esta vacio por dentro o lleno de aire.

¡Vacío!  En un primer momento la reflexión me pareció dura y bastante pedante por su parte, pero tengo que reconocer que al rato me asusté al sentir que en parte estaba de acuerdo con él.

Y seguimos escuchando música francesa…

01 diciembre, 2010

Nocturnos XXXII


“Hay seres, muy pocos, que respiran Vida”

Me habría quedado toda la noche en esa silla, en ese bar, casi sin moverme. Toda la noche mirando el espacio que has dejado al otro lado de la mesa. Te has levantado, te has puesto ese abrigo precioso y me has mirado con una mezcla de pena y de fuerza.

Me habría quedado toda la noche jugando a que acabas de marcharte, a que todavía flotas en el aire. Has recogido el tabaco y el bolso y simplemente has puesto un punto de sutura en mi historia.

Me habría quedado toda la vida en ese bar, si pudiera, solo por no salir sin ti por la puerta.

21 noviembre, 2010

Ella ( I )


-Llueve sobre mojado-. Es lo único que piensa al sentir como la lluvia les resbala por el pelo tras el portal. Huye por enésima vez de la posibilidad de ser feliz. Se ha vestido hábilmente sin hacer ruido y ha tomado café mientras veía llover por la ventana. Luego, como tantas otras veces ha sentido la tentación de volver a la cama, abrazarse al chico del barrio viejo e imaginar fechas señaladas y domingos por la tarde bajo manta. Estos impulsos siempre crecen cuando llega el invierno y siente que esta mañana es más fría de lo normal. Ha llegado a entrar en la habitación, pero al intuir la silueta debajo del nórdico ha sentido un vacío monumental en la boca del estómago y el pánico la ha paralizado un instante. Solo ha quedado recoger el abrigo y la cartera y salir de aquella casa sin hacer ruido.

Siempre que llueve siente contradictoriamente. Se le mezclan los recuerdos y de algún modo intoxican su percepción del contexto. De pronto se siente aun como una niña pequeña y le da por volver a pisar charcos con fuerza, para luego ver como el agua lentamente vuelve a su estático equilibrio. Siente la necesidad de cogerse de una mano caliente y fuerte que la lleve por las calles empapadas pero al mismo tiempo se siente más valiente  que nunca. Una pequeña heroína al estilo de “la Mome Piaf”. Odia los paraguas tanto como el frio, y siempre acaba con el pelo empapado sobre la cara.

Curiosamente para ella los días de lluvia son como nudos de una cuerda temporal que podrían explicar a grandes rasgos su vida. Casi todas las cosas intensas le habían sucedido bajo un aguacero.

Si al menos pudiera quitarse de encima este maldito miedo. Meterse la mano en el pecho y arrancarlo como si fuera un moco pegajoso, lanzarlo lejos y mirar a los ojos a la primera persona que pasara a su lado como recién renacida. Pero ha llegado a la conclusión que el miedo es inherente a su condición de “Viviente”. Mientras pensaba en todo ello ha notado como se le empapaba el calcetín, para comprobar que sus viejos zapatos deberían pasar pronto a mejor vida.

Ha sido la gota que ha colmado el vaso, y se ha refugiado en el primer bar con una lágrima en la mejilla y la intención de desaparecer un rato del mundo tras un libro y un cortado muy caliente.

No soporta las puertas que tintinean, no soporta sentir de pronto todas esas miradas. No soporta que la única mesa libre esté al fondo del bar. No soporta tampoco que el calor repentino le sonroje las mejillas y consiga que le ardan las orejas. No soporta…

Y lo ha visto a la segunda, el periódico, el café, el cigarro sus ojos, su deliciosa cara de susto y esa profundidad en la mirada.

Con toda esa lluvia fuera.

12 noviembre, 2010

Cosas de locos X

Jose Masiques (Composición)



El pintor de las mujeres soles
abandonado en su empecinada claridad.
Hizo su último viaje ya muy solo
sobre el Atlántico
y fue sepultado cuando llegó.


El pintor brilloso como la Luna
con su pelo largo con su barba culta de polvo.
Escupió al cangrejo desde un dibujo
y le puso fecha a su despedida.
Y siguió queriendo aunque no fue amado
ni como ser humano.
Y siguió aprendiendo el camino de la soledad
en todo momento.


Y se fue entre ceras alucinantes
con su pelo largo con su barba culta de polvo.
Descargando gritos sobre las almas
mientras los beatos se persignaban
y el no tuvo iglesias
pero algo de altares al amor
hubo entre sus lienzos.
Y en la fantasía iba platicando su viaje
hacia el universo

El pintor de las enredaderas de luz escribió
sus últimos signos con triste desesperación
Y dejó sus restos a los amigos
y dejó sus restos a los amigos
pidiéndole sólo paredes para sostenerlos
pidiéndole sólo paredes para sostenerlos.


Silvio Rodríguez, 1968

10 noviembre, 2010

Haiku I







Una mañana
tumbada en el sofá
huele a café

08 noviembre, 2010

Él ( I )



Lo verdaderamente fascinante de aquel barrio era la amalgama de capas que la historia había ido apilando en sus calles. Los lugares cargados de grandes efemérides, como la esquina donde caían anarquistas a manos de los pistoleros de la patronal, hoy eran testigos de transacciones, un mercado de menudeo de dudosa legalidad. Los antiguos palacetes ocupados otrora por aquella burguesía urbana que poco a poco fue abandonando el masificado centro de la ciudad, convertidos en templos de modernidad o abarrotados de garitos que intentan hacerse un hueco en el panorama caprichoso del ambiente urbanita.  

Y de repente se para el nauseabundo e implacable reloj de la historia donde a este narrador le viene en gana. Concretamente en una mañana de otoño, justo en ese punto del año en que no hay otra que asumir el frio y la humedad, abandonando las terrazas y las islas a su merced.

Hasta el periódico parece mojado encima de la mesa. Un poco de azúcar y remover el primer combustible amargo del día. Saborear con cierta rutina el croissant y contrastarlo con el café para encender ese primer cigarro que de algún modo sabe a reconciliación con el mundo. Por un instante el sistema parece perfecto, no hay fisuras en ese pequeño mundo de costumbre que necesita para empezar el día. La manía de leer el diario al revés, la necesidad de no mojar nada en el café evitando molestos tropezones y la seguridad de que antes de llegar a Internacional alguna noticia le va a encender por un momento los ánimos.  La perfección en formato matutino.
Suena el tintineo de la puerta y al levantar la vista del diario la ve. Querría no haberlo hecho, querría retroceder unos instantes y seguir con su liturgia mañanera. Pero ya no hay vuelta atrás, ha levantado la vista y al cruzar los ojos con aquella mujer de cabellos mojados sabe que ya nada va a permanecer estático en su cabeza.  Siente un escalofrío en el cogote y un cierto desorden en su mente.

Sabe que los días de figuración han acabado en aquel preciso instante y eso le provoca una mezcla de nervios y emoción. Que peligrosa, piensa, la emoción.

27 octubre, 2010

Cosas de locos IX




El otro día aparecieron unos tipos en la taberna. Tres de ellos cámara al hombro buscaban por los rincones, miraban con curiosidad este antro de antros. El cuarto llevaba una libreta en la mano y los dedos endurecidos de escribir verdades.
Hay que estar muy loco para llenar la mochila de película e internarse en el camino. La locura termina cuando empieza el relato. No hay nada de loco en el asesinato sistemático del más débil, nada bello, más bien vacío. La cordura fría e implacable del narco, del dólar y de la cadena perversa de la complicidad.
Nos recordaron a Galeano, sus fotos estaban repletas de nadies, de mercancía, le pusieron nombre y apellido a aquellos que valen menos que la bala que los mata.

Se tomaron un vino rápido y se fueron con prisa, una prisa casi obsesiva por mostrar, por ir abriendo ojos, porque el riesgo no es por belleza, no es un hecho artístico, y por eso su gran obsesión. La utilidad.

Una imagen vale más que mil palabras. Una palabra más que mil fotos. Pero que imagen y que palabra…

El camino está cabrón.

Decían.




Foto: "En el Camino"
Toni Arnau, Edu Ponces y Eduardo Soteras.

23 octubre, 2010

Efímeros XIII







En tanto que finitos
nos dedicamos a los vértices.
En tanto que complejos
nos dedicamos a la belleza.
En tanto que obtusos
nos volcamos en la palabra.

Mojado el suelo, alejados ya los truenos,
invertidos los tiempos del deseo,
descoyuntados los ángulos y las prisas.

Necesitados de una nueva física,
las palabras se alejan con los vértices.

Solo el tacto nos sirve ya como guía.
Solo en el tacto la palabra.
Solo en el tacto la belleza.

05 octubre, 2010

Cosas de locos VIII



Hoy he recordado algo y al contarselo a Jorge ha decidido que era una tontería, pero una tontería nada tonta y cargada de belleza. Y así hemos inaugurado un nuevo concepto.

El recuerdo era sencillo, nos habíamos olvidado del tiempo y casi descubrimos que es una bonita manera de pararlo. Al cabo de las horas aun era de día, o tal vez volvía a ser de día y en la terraza la temperatura era casi perfecta.



 - ¿Me ayudarás a cambiar el mundo?

- Hecho

- Así será mucho más fácil.




Nunca nada me había parecido tan tonto y tan real.






Luego hicimos café para empezar...

04 octubre, 2010

Lo que Stendhal nunca contó sobre la Belleza o la teoría del péndulo


Extraña cosa la Belleza, puede letargar durante siglos, puede ser la más alta de las ternuras o tornarse la más vil de las armas arrojadizas. Hoja de doble filo, se presenta a veces con lengua bífida y ojos encendidos. Puede acunarte entre sus angulos y llegar a producir vértigo, puede marear de intensidad.
La pretendida belleza puede ser también un cliché de imágenes bonitas que son lanzadas a modo de bomba incendiaria. Una numeración de lugares comunes perfectamente alterados (en su punto justo, huyendo de la evidencia) con el objetivo, tal vez, de generar algo. Porque algo és la clara antítesis de la nada, y la nada és la única cosa que gana en vértigo a la belleza. Porque sabemos que en el único espacio que no existe vibración alguna és en el espacio vacío.
Pueden existir incluso batallas de belleza, guerras interminables de fraseos eloquentes. Como un tablero gigante de ajedrez con piezas de marfil. Cualquier cosa vale, supongo, para salvarse del vacío. Pero en tiempos de paz no hay nada peor que entrar al trapo de una flor con espinas sin nota firmada.

Desde un terrado de tiempos nuevos y algo mareado por el vino blanco y la belleza, siento calma y me permito reirme un momento de la gente que pasea por la Rambla, parecen hormiguitas desde esta altura, como si todo fuera ya poco importante. Y recuerdo unas palabras que Galeano dedicaba a las hordas civilizantes:


Eso rasca. Y rasca mucho, y rasca muy bien.

Y sentenció:

Pero rasca donde no pica

03 octubre, 2010

Nocturnos XXXI






Dejarse arrastrar al antro más oscuro de la ciudad, notar el calor suspendido en el aire, cientos de cuerpos alrededor moviéndose al unísono de un marcado bombo. Perderse entre olor a noche y sentirse hipnotizado por movimientos convulsos pero rítmicos. Saborear la copa y sentir frio en los labios, volver desenfocado y vibrante el contexto. Declararte amor eterno a gritos sin dejar de mirarte, protegido por la música, a sabiendas que el volumen no deja que oigas ni una palabra.
Sonríes y te acercas.

28 septiembre, 2010

La Taberna en Huelga...





Jorge cerraba la puerta de la taberna un poco antes de media noche. Nos hemos reunido todos en la puerta y hemos leído unos versos de Celaya alentando a gritar que no solo aborrecemos la línea que está tomando todo esto y sabemos que nos lleva al desastre si no que tenemos un esbozo suficientemente claro  de la nueva vida, con sus hombres nuevos.
Lo bello de un dia de lucha (ha dicho Jorge) es que la poesía vuelve a las calles…
Y nos hemos ido todos juntos a intentar cerrar todo lo que podamos.

29-S

EN GRÈVE

27 septiembre, 2010

Efímeros XII




"Y viene de una canción. Una canción repetida cien veces ilumina tanto como una de esas bengalas que utilizan en la guerra para disparar sobre los enemigos. Una sola canción como una sola bengala puede hacer que todos disparen al mismo tiempo en cien direcciones distintas"


R. Loriga
Héroes

21 septiembre, 2010

Y ya




Que se casen los tristes
Que se caigan los precios del vino envenenado
Que se mueran de pena las persianas de tu casa
Que se lancen al vacio las mentes pensantes
Que se duerman los gatos en las almohadas vacías
Que se tiren al metro los guardianes de toda respuesta
Que se ventilen los zulos entre secuestros
Que se empañen todas las gafas graduadas
Que se gradúen los buenos en valentía
Que se pierdan los cobardes por las calles
Que llueva mucho
Que limpie, que drene, que desinfecte,
Que moje las ganas de rendirse hasta disolverlas.
Que los cristales se arruguen y desdibujen los rostros
Que se jodan los camellos de la intensidad
Que las palabras echen raíces para que no se las lleve el viento
Que seamos
Que tal vez algún día seamos
Y ya…

17 septiembre, 2010

Cosas de locos VII



Corren els primer anys de dècada, els setanta entren plens de somnis, i de fotuda realitat. En una petita estança de l’eixample el Salvador entra i observa l’habitació, el pòster dels Beatles, l’imaginari afrancesat decora les parets. S’han conegut a Zeleste, en un recital mig amagat d’un boig avançat al seu temps. La Margalida fa llisacar l’agulla a sobre d’un disc de vinil, com si l’hagués triat per casualitat, però res no és casual en aquest pedacet de món. Ell tarareja els primers acords. “Suzanne takes you down to her place near the river, you can hear the boats go by, you can spend the night beside her, and you know that she's half crazy but that's why you want to be there”.
Ella li demana pel seu signe del zodiac i ell li respon, escèptic. Després diu la paraula clau. “Collonades” i ella riu.
Carícies, petons, i un porro lligat de pressa, gemecs i una abraçada que val una dècada de somnis. Tot per guanyar i tot per perdre.
Lluita en esta pur.
Amor en estar pur…

14 septiembre, 2010

Efímeros XI

En plena huida de fin de semana me encontré con Jorge en un garito. Estaba totalmente intoxicado y bailaba como llevado por el trance. Solo movió los labios para repetir unos versos que lo dejaron clavado unos cuantos acordes de sintetizador. Necesité varios cubitos y sus respectivos vasos y aditivos para devolverle de nuevo al suelo.

Sonaba esto

“Yo me dormí en tus brazos
Y al despertar el mundo nos hizo pedazos”

12 septiembre, 2010

Cosas de cuerdos VI



Este animal se atrevió hace mucho tiempo a cantar una verdad terrible. Muchos no quieren aceptarla jamás. Pero es tan cierto como el más oscuro de los rincones de la ciudad.

También existen los orgasmos tristes…

(Versión cantada por otro monstruo)

11 septiembre, 2010

Miscelánea



Así se viven los días de huida en nuestro antro. Así se caminan las horas sin intentar entenderlas demasiado. Se planea sobre una mixtura de emociones, a ratos eufóricas y a ratos anestesiantes, pero siempre con una especie de sostenido en intensidad.

Escuchamos de lejos las bombas que destrozan La Moneda y con ella parte de los sueños de una generación cansada de no ver los resultados de tanto esfuerzo colectivo. Escuchamos también desde aquí el eco, el eco que retumba en el hueco que deja uno de los grandes cuando muere. Porque con él muere un modo de ver el mundo, mueren los recuerdos de las noches en las montañas de la Dordoña metralleta en mano, la alegría de desfilar por las calles del París liberado con los compañeros Partisanos, la tricolor ondeando en tierras foráneas. El significado real del internacionalismo. Así despedimos a Wile desde la intimidad de nuestro antro, en este tiempo extraño.

Nos dividimos en dos en estos tiempos, para repartir la intensidad. Uno, el cuerdo, el responsable, el que compra los billetes y gestiona los nuevos tiempos, el que ya ha salido de aquí y puede ver las cosas desde lejos. El otro es el Puta (en palabras de Gil de Biedma), el de la mala vida, el que huye con cualquiera que ame la noche tanto como él. No están peleados, se respetan en estos días, porque saben cuánto se necesitan el uno al otro.

Tal vez toca vivir un tiempo en la oscuridad, por aquello del contraste con la luz al amanecer. Tal vez toca cambiarlo todo para no cambiar nada. Toca escribir mucho, hasta dejarse un poco el sueño y la salud y musicar nuevos versos que nos den la razón. Toca revisar los papeles, refundar alguna que otra ideología, quemar todos los templos ahora que nos quedan fuerzas. Dejarnos tostar a fuego lento por la calima y el salitre. Toca tirar toda la ropa por la mañana, al llegar a casa oliendo a humo y a sombra. Envenenar los pozos donde beben los que viven aconsejando.

Toca en definitiva, no tomarse muy en serio ni al cuerdo ni al Puta, no vaya a ser que un día de estos nos atrape la dicha, sea feliz de nuevo y me de por vivir. ¿Quién escribirá entonces mis canciones?

Y es que, los malditos también sonríen…

03 septiembre, 2010

Crónica de lo que nunca jamás sucedió

A veces, el universo conspira a nuestra contra. Noches de risas y conexiones repentinas que se dejan perder por un desajuste espacio-temporal.
 El chico esa noche tiene un brillo especial en la mirada, ella  lo detecta, pero desconoce el motivo y se ilusiona imaginando que cruzan juntos el umbral de su puerta de madera, devorándose. La chica tiene alas de gaviota, aunque le han disparado muchas veces a matar, ha esquivado los perdigones y esta noche se siente ligera, y la música y la cerveza harán el resto.
Se conocen muy poco aún, y eso le da a ella la libertad de imaginarse la vida del chico, como una voyeur con poca práctica. Juega a inventarse los detalles, las pequeñas cosas que hacen que una persona especial se convierta en imprescindible. Lo imagina desayunando por la mañana mientras ojea el periódico, tostadas un poco quemadas y café amargo. Imagina las estanterías llenas de libros mal ordenados. El gato acurrucado al lado del radiador y una máquina de escribir en un rincón de la mesa. Lo imagina de madrugada, escribiendo en la Olivetti con el cenicero lleno de colillas y la cabeza totalmente ida, olvidándose del sueño por completo.
Él se deja emocionar por su sonrisa algo traviesa y se pregunta cómo deben ser los lunares que no ve, los que quedan debajo del vestido.  La mira un momento, tímidamente y se imagina que huyen juntos esa misma noche, piensa que no es tan fácil como parece mirar a alguien y querer por un momento pasar el resto de la vida con esa persona.
El último amigo se despide y los deja solos, hablando sobre personas que se miran en el metro y que no se atreven a ir más allá, de miles de pasiones contenidas en hora punta. De todas las cosas que nunca jamás sucedieron pero fueron grandes historias en potencia. Y se miran, se miran mucho.
El chico se cree seguro de sí mismo, cree que todo puede ser si nada se da por perdido, pero en el fondo es torpe e ingenuo. La chica se relaja y se deja mecer por las palabras, por esa voz grave entre la que se siente abrigada. Él la coge de la mano y juegan a cruzar la calle sin mirar, a pisar las aceras mojadas a golpe de manguera y justo cuando han decidido escapar de todo y comerse a besos en cualquier esquina, el universo se presenta duro y implacable en forma de llamada al móvil.
Y es que se conocen tan poco.
Y él es tan ingenuo
Y ella desconoce el motivo.

01 septiembre, 2010

Nocturnos XXX




Algunas condiciones irrenunciables.

Que la luna se esconda durante un tiempo, más adelante ya compensaremos mirándola mucho.
Que cortar cebollas no haga llorar en los tiempos tristes.
Que ciertos músicos solo suenen en el hilo musical de los chinos durante un tiempo, o en las gasolineras, de madrugada.
Que esos músicos cancelen sus giras y se dediquen a escribir canciones hasta nuevo aviso.
Que cada noche me emocione una sonrisa y que toda locura esté permitida, pero que a la mañana siguiente me enfrente solo al café amargo y al cepillo de dientes.
Que sepamos por adelantado lo que queremos leer y lo que no.
Que el final de la novela no me quede demasiado triste.
Que el verano se alargue un poco este año, por compensar algo.
Que el viaje a París sea el principio de un proyecto y no un pozo de nostalgia, y que en aquella panadería de Montmartre sigan vendiendo el mismo “pain au chocolat”.
Que jamás deje de sentirme tan vivo.
Que sigas sonriendo, aunque me haya quedado en paro.
Que cenar en la terraza con vino blanco sea declarado bien de interés cultural.
Que los tecnócratas se congelen todos de golpe, también por compensar.
Que amar intensamente sea obligatorio por ley, aunque gastemos toda la hojalata en corazones nuevos.
Que las mejores sonrisas estén por llegar.
Que alguien ponga un poco de orden en el mundo, pero que no se lo cuente a nadie.
Que la justicia no sea opcional.
Que todos los gatos sigan haciendo patitas en mi estómago mientras ronronean.
Que me devuelvan de una vez el libro de Orwell.
Que nunca jamás gane una partida de Trivial.
Que me lo concedan todo, o por lo menos lo que parezca menos importante.

30 agosto, 2010

Corto y cierro

Algún fragmento tiene que ser el último, algún punto tiene que ser el último del cuento, al que solo le suceden tres letras grandes y en negrita. Algún final tiene que servir para que un cierto orden aparente aplaque tanto caos, para que nos parezca que tenemos cierto control sobre esta gran broma. Y sabemos que las mejores historias tienen un final, y que el desenlace no es feliz, y que en el fondo siempre lo hemos sospechado. Cuando al principio de los principios la chica sonriente se acerca al protagonista y le dice: -Hola desconocido -, todos sospechamos ya en ese punto que la cosa no puede acabar bien, y lo resolvemos cargándonos de un plumazo los desenlaces, y pretendemos un cuento con muchos cuentos dentro, una historia sin principio ni final, pero eso por ahora no ha podido ser.

Nos olvidamos que las grandes historias tienen desenlace fatal.

De ellas.

No sabemos casi nada del destino de Cristina, de Lucía y de las demás. Tiempo después corrió un rumor que decía que Cristina iba en el mismo velero que nuestros protagonistas y corrió la misma suerte que el piloto, pero nadie nunca ha podido corroborar esta información.

De ellos.

Nuestros protagonistas pusieron rumbo al este en aquel velero que en otro tiempo quisimos pintar de eternidad.

El problema es que no había pasado ni un día de navegación y Otto entendió que era el final del cuento y no pudo soportarlo. Puso en práctica aquello que prometió para cuando se acabara la gasolina y de un golpe de timón, aprovechando el viento racheado, hizo volcar el velero.  Nacho le gritó desde proa pero no llegó a tiempo de evitar el desenlace fatal.
Otto no quiso nadar, y consiguió para él la más dulce de las muertes que puede tener un piloto con alma de marinero. Nacho nadó y siguió nadando. Fue rescatado por un pescador sombrío. Un ferri casi vacío  le dejó en el puerto, y sin querer mirar demasiado los detalles a su alrededor se hizo con una moto pequeña y condujo por última vez sobre aquella deliciosa carretera hasta llegar al faro. Comprobó que el agujero estaba tapiado y construyó sobre el gorro de piloto de su amigo un montoncito de piedras (a modo de mausoleo), que se confundía con el paisaje de pequeños montículos.

Se dio la vuelta y se fue para no volver. Cambió de nombre, de rostro y de guitarra. Hay quien dice que sigue vivo en algún lugar, seguramente al sur. La última escena de la que tenemos noticia fue estando todavía en la isla. Un trabajador del puerto asegura que antes de subir al barco se giró y mirando a la isla dijo una frase, esta vez sin puntos suspensivos.

Voy a tardar siglos en olvidar tu boca.

FIN
Cosas de cuerdos V


Hoy ha subido al escenario de nuestro antro un chico con barba de dos días y algo tostado por el sol. A todos nos ha recordado a alguien. Ha sido extraño porque era como si en otro tiempo hubiera sido una más de los nuestros. He mirado a Jorge y mientras asentía con la cabeza ha susurrado: -“¡One of us!”

El caso es que nadie ha sabido decir a quien nos recordaba, ha cantado como si fuera la primera y la última vez que se subía al escenario, y mientras tocaba los acordes del maestro, todos hemos visto una lágrima que acababa escondiéndose bajo la barba.

Al acabar su recital le hemos invitado a sentarse en una silla que habíamos escondido hábilmente a nuestro lado. Hemos compartido copas de vino blanco y algunas sonrisas tímidas. Al preguntarle por su aire melancólico y su intensidad solo ha construido una frase, justo antes de levantarse y salir guitarra en mano.

- Es bonito que lo que empieza en una isla termine en otra isla.

25 agosto, 2010

Nocturnos XXIX

De lo que cuando ya no fue…

En un rincón de la mesa, bajo una copa de vino, mecanografiado en papel amarillento y con manchas de otras copas. Un paréntesis atemporal en la hora de los absurdos, una concesión a la entrega absoluta a la belleza, tan poco conveniente a estas alturas de la obra. Un “bueno-pero-luego-sigo” tan perfecto que asusta a los amantes del caos imperante. Simplemente la sonrisa del que lo ha leído y ha entendido tanto, que no entiende porqué el mundo no lo cancela todo, porqué no se apaga la luz. Que falta de tacto…


Faràs dos trucs i t’obriré la porta
i no em sabré avenir que siguis tu.
Et faré entrar al meu pis, que desconeixes
i que només és fet per subsistir-hi.
Però m’hi trobaràs, qui sap per quin
Designi inescrutable. Així que et fiquis
al menjador, veuràs el teu retrat
i els nostres llibres. Sonarà el nocturn.
(Fullejaràs potser Virginia Woolf.)
Vindré darrere teu, amb el desig
de sentir els teus cabells damunt la galta.
Amb tendresa infinita, et faré asseure
en un dels vells seients que compartíem
(durant els ultims temps hi estudiaves
el llarg monòleg d’una dona sola
que tu no vas ser mai). Al teu davant,
espiaré els teus ulls, el trist somriure
dels teus llavis amables, mig oberts,
i tot acabarà en una abraçada
que será la primera. No hi haurà
ni passat ni futur. Tot será lògic.
I aquest poema mai no haurà existit.

                                               Feliu Formosa 

24 agosto, 2010

Nocturnos XXVIII


“No mirar a los mapas, seguir en mí mismo,
no andar ciertas calles,
olvidar que fue mío una vez cierto libro.
O hacer la canción
S. Rodriguez

El verano empuja a los locos que habitan alrededor de esta barra a pasearle las calles a la ciudad. A rodearse de los buenos y reír bajo las guirnaldas, a conquistar para todos, los adoquines y el asfalto baile a baile.

El verano, por muy fatal que sea, es verano e invita al optimismo. Siempre queda ese rincón que inconscientemente reservamos a salvo del drama, donde resistir. Siempre quedan los recuerdos dulces y la perspectiva de un nuevo corazón al que acostumbrar a sonreír.

Esta noche me he encontrado a Nacho rodeado de amigos. Me he acercado a abrazarle y me ha dicho con un guiño que salir del miedo no es una idea tan horrible. Ha insistido en brindar por la absoluta falta de rencor o resentimiento y por la tranquilidad que brinda. Luego ha contado algo acerca de un modo infalible de vencer la tristeza, según él era tan sencillo como no tenerle miedo.

Nacho me ha dicho que cambiara las calles por otras, cambiará de nombre y de apellido. Puede que Nacho nunca vuelva a ser Nacho. Me ha dicho que otros vendrán a ocupar el vacío. Y un pedazo de él estará en cada uno. Le he preguntado entonces si eso significaba el fin de la poesía. Me ha mirado con contundencia y me ha dicho que la belleza no desaparece, solo hay que saber encontrarla de nuevo y tener muchas ganas, todas.

Un amigo ha venido a reclamar su atención y le ha dicho que era hora de ir al puerto. Les he visto alejarse con un andar triste pero optimista y enérgico, abrazados. Desde lejos Nacho me ha pedido que cuide de los demás y que sonría todo lo que pueda. Me ha mirado como si no fuera a volver nunca y se han perdido entre el gentío.

Nacho y el chico con un extraño gorro de piloto.

Extraño que de fondo sonara esto, como si el universo quisiera un cuento “capicua”, claro, como para cerrar el círculo.