27 octubre, 2011

Entropía









"La cantidad de entropía del universo tiende a incrementarse en el tiempo"     
                                                                                                            2º principio de la termodinámica



Recuerdo un día. Ya era tarde, o tal vez era ya temprano. Estábamos sentados en la playa tras una noche un tanto confusa. A pesar del caos imperante y de las drogas ingeridas todo parecía tranquilo alrededor. Los demás decidieron mojar la euforia sobrante desnudándose y jugando a las ahogadillas como críos.
Yo me quedé con ella sentado en la arena recién peinada y me puse a dibujar círculos, círculos que se entrelazaban, conjuntos y subconjuntos sin sentido alguno, que aleatoriamente dejaban a millones de granos dentro o fuera, según las órdenes de mi perturbado subconsciente.

Ella hizo amago de sacudirse el pantalón, se sentó justo detrás de mí y empezó a acariciarme la nuca rítmicamente. Yo, que desde mi mundo de las aduanas de arena no esperaba ningún contacto humano (ni siquiera su ternura, por muy deliciosa que fuera), sacudí la cabeza casi involuntariamente y me giré para mirarla.
Me miró contrariada y frunció el ceño. Luego y sin previo aviso me mordió con cierta rabia el labio inferior y se levantó con prisa. Mientras se alejaba caminando se giró solo un momento para decirme muy triste:

- Somos dos generadores de desorden, nada más y nada menos.

Y ya no he vuelto a dormir bien.

13 octubre, 2011

Nocturnos XXXV


De la risa de Jorge

Jorge se ríe de mi casi obsesiva manía de buscar señales por doquier. Se ríe de mis ganas de ordenar el caos, de alargar el verano, de insistir en leer el periódico, de trasnochar por despecho y de buscar impulsivamente la paz en placeres efímeros. En fin, Jorge se ríe de mis pequeños vicios y de mi mala salud de escritor frustrado.

Cada vez que le veo observarme con una mirada socarrona y fruncir el ceño a media sonrisa se por donde va. Detrás viene una gran carcajada, se acerca a la mesa con dos vasos y me alborota el pelo cariñosamente. Se ríe de mi extraña manía de no estar de acuerdo casi por sistema, de que visite cementerios extranjeros, de mis escarceos con lo más cursi, y se cachondea en general de tantas y tantas páginas de palabras en clave.

Cuando nos encontramos de madrugada en un garito siempre me abraza entre carcajadas y vapores alcohólicos, acto seguido pregunta si interrumpe algo, aunque le importe poco, y acabamos a la salida del sol pasando de todo el mundo y riéndonos el uno del otro.

Él de mis amores eternos, yo de su pesimismo, él de mi promiscuidad, yo de su mitomanía y así hasta que se hace demasiado tarde hasta para nosotros.

En realidad resulta un poco rompe pelotas en ciertos momentos. Cuando me despierta de madrugada, cuando me jode noches prometedoras, cuando se ríe de ti, cuando me llama "mi pequeño poeta perturbado" y yo le contesto que si fuera poeta habría una fecha clave. Me resulta profundamente molesto cuando me quita la razón y hasta cuando me la da. cuando se ríe de mi sin parar.

Y sin embargo…  No sé qué haría en otoño sin la risa de Jorge.


29 septiembre, 2011




Vino tinto


Mucha montaña en invierno, atracones de sushi sin contemplaciones, el placer de ducharse antes de desayunar. ¡El Sur! dios, cuantas ganas de sur. Llevar los planes hasta sus últimas consecuencias,  quemar la ciudad a golpe de charla y gintónic hasta que no de pereza volver a pie, mezclarse entre esos extraños seres con cuernos que queman pólvora en las fiestas y disfrutar como un enano, revisitar la expo de Brangulí. Decidir sin pudor que J es en realidad el pionero, por muy perturbado que esté. Llevar en verano la ropa más cómoda y menos moderna que exista. Enfrentar la vida con una carcajada, el fin de la queja, reír, reír, reír hasta que duela la barriga. No pensar demasiado como trinchera, actuar, acción, movimiento, camino sinuoso, perderse en los recovecos, siempre. Lisboa, París, olvidar las iglesias y los faros. Reconocer que hay más islas que vidas, Lanzarote, dejarse querer…

…y el vino tinto.

11 junio, 2011

Nocturnos XXXIV




Y canciones a cambio de cobijo…

Eres tu mi amor, la única extranjera. Tuviste un momento de lucidez cuando me vendiste pasiones de subsuelo a precio de saldo. Pero tu y yo sabemos como nadie que la intensidad se paga con precio alto, muy alto.
Y luego queda lo de siempre, lo de vivir, aquello que para los mas es el único motor de existencia, pero no para los que probamos el lado oscuro del deseo. No para los que durante un segundo supimos que podíamos jugar en la liga de los mayores. No para los que además de llenarnos la boca con dulces teorías de las noches de vino y rosas, nos atrevimos a probar, y luego ya nada nos detuvo del todo el temblor.
No comíamos, apenas frugales almuerzos seguidos de intensas sesiones de sexo y canciones, de sexo y arrepentimiento. ¡Pero que sexo!

Y que canciones.

y que arrepentimiento…

05 junio, 2011

Fue a mediados de Mayo



Han pasado muchas cosas en este Mayo, ha llegado la primavera, claro! Y con la primavera llegan los locos i las locas, esos seres extraños que sacuden el banco antes de sentarse a hablar de lo que quieren que pase. Pero ha venido dura la primavera y muchos han sido los loquitos. Se ha desatado un quilombo bárbaro al aire libre, un film en technicolor de enajenados que saltan en la calle.

Luego llegarán las reflexiones de verdad, los textos bien pensados, ponderaremos artículos de Delgado, Navarro y otros. Intentaremos situarnos cerca de Negri, aunque llamaremos vehementemente al peligro de abandonar a la ligera la lucha de clases. Llegarán los espacios serios, donde poner las cartas sobre la mesa y releer a Gramsci para gritar a los cuatro vientos que sin organización los ideales quedan a merced del viento.

Pero de momento disfrutamos de los adoquines liberados, aunque sea efímero el gesto no lo es el símbolo, y saltamos de alegría con esta primavera que nos ha llegado, se nos cae la baba escuchando a la gente hablar de lo que ayer parecía imposible y recuperamos el amor por cambiar las tornas.

Los amantes de grabar, graban. los adictos a la palabra escriben. Los que saben hacer vibrar toman instantáneas, pero a todos nos une una motivación salida del asfalto que nos renueva las ganas de hacer lo mismo, pero esta vez sin demora y de verdad.

Ya llegará los planos de la obra.

De momento tenemos los terrenos.

03 mayo, 2011

Niveles


En el subsuelo una mariposa con lengua bífida. un vagón de metro medio vacío que ignora lo excepcional de su contenido, excepcional y efímero. Casi da miedo mirar la sonrisa dibujada en sus labios, temiendo que desaparezca y no vuelva a repetirse. Sabemos que nunca va a ser igual, nunca la van a mirar con tanto deseo entre la multitud, jamás va a saber devolver la mirada perfecta, perfecta en dimensiones, en color y en vibrato. El mareo, los pasos vacilantes y el patoso que providencialmente la empuja tras perder el equilibrio, y provoca que una mano firme la sostenga por la espalda.

Instantáneo, miles de terminaciones nerviosas activadas, millones de neuronas a pleno rendimiento en una amalgama de neurotransmisores y receptores excitados. Piel de gallina, bello erizado por toda la columna vertebral hasta perderse en la nuca. La canción adecuada, el antiguo teatro repleto y una explosión termonuclear en mitad de la sala, casi imperceptible para los demás, pero que sabrán.

Más tarde mucho más, años repletos de mucho más, montañas rusas de tiempo y espacio que no hace falta contar.
Pero esa madrugada, en el subsuelo, excepcional, efímera,

una sonrisa.

28 abril, 2011

Espíritus





-Es fantástico vivir como un alma y ver día a día la eternidad de las personas, siendo testigo de lo que sienten, pero a veces la existencia espiritual es poco para mí. Quisiera dejar de bajar suspendido en el aire, sentir mi propio peso, poner límite a mi infinidad y atarme a la tierra, Quisiera decir en cada uno de mis pasos, en cada ráfaga de viento, ahora y ahora y ahora, y no decir para siempre, hasta la eternidad. Ocupar un puesto en la mesa y jugar a cartas, que me saluden, aunque sea con un gesto.

El tiempo que dedicamos ayudando a los demás es solo una apariencia. Aparentamos ayudar al más débil de los contendientes en una pelea nocturna, aparentamos pescar un pez, aparentamos sentarnos en la barra de un bar, aparentamos comer y beber. Cuando en un picnic en el campo esperamos el cordero asado y el vino, no es verdad, si no apariencia. No es que quiera jugar con un niño o plantar un árbol hoy mismo, pero sería ya un gran paso. Poder llegar a casa después del trabajo y como Philipp Marlow darle de comer al gato. Tener fiebre, ensuciarme los dedos con el periódico, emocionarme no solo como espíritu si no por una comida, por la forma de un cuello, de una oreja. Mentir, sin parar, sentir el peso de mis huesos al caminar, adivinar algo en lugar de saberlo todo siempre.  Ah! Y Oh! Y Ay! o Caramba! En lugar de sí y Amén.

-Sí, e incluso poder ser malos alguna vez. Enfrentarnos a todos los demonios que se cruzan con las personas, pelearnos y echarlos de este mundo. ¡Ser salvajes!

-O saber al fin que se siente al quitarse los zapatos bajo la mesa y estirar los dedos de los pies, descalzos, así.

-Estar solo, indefenso, estar serio. Nosotros solo somos espontáneos dentro de nuestra gravedad. Solo podemos observar, acumular, ver, certificar, proteger, ser espíritus. Siempre a distancia, siempre en silencio…


"Cielo sobre Berlín" Wim Wenders

27 abril, 2011

Ella (II)


Ha escapado cien mil veces, ha comprado billetes de manera impulsiva y ha hecho planes lejos de esta ciudad. Ha conocido a gente maravillosa a lo largo y ancho de este mundo, siempre valiente lejos de casa, cuando parecía que el mundo no era lo suficientemente grande como para acobardarla. Ha recorrido las calles de Londres llena de fuerza, y en el Malecón de la Habana se sentía con suficiente energía como para darle la vuelta a la isla a nado. Pero por mucho que haya tirado de Low Cost nunca ha conseguido huir del todo. Siempre la ha perseguido esa otra que es ella misma pero que no lo parece. Como única amante fiel, como un corte en el pliegue de piel más molesto de todos.

Nada le jode más que tener llegar a la hora señalada a un plan que ella misma ha propuesto días antes. Aquello que en un momento le pareció una gran idea de pronto le da tanta pereza como levantarse a las siete para ir a trabajar. Sí, la obra tiene que ser muy buena, quien rechaza entradas para un Brecht dirigido por él. Y con esa grande como protagonista, de hecho el elenco entero es de quitarse el sombrero. Ella lo propuso, ella compró las entradas y le hizo gracia acabar la noche en ese bar tan rojo bebiendo gintónics hasta que la vida parezca sencilla y dócil. Pero ahora no quiere, solo quiere enchufarse al peor programa que den en la caja y no pensar en nada. Ha aparecido la otra, que ahora es ella y se pelea con la primera, juegan a los chinos hasta que una se rinde, pero claro, alguna quedara triste y cabreada, y el sofá parece menos cómodo de golpe.

París era tan bella, y se dejaba mirar por los libreros del quartier Latin, y soñaba que era la chica de la Vespa, que trabajaba programando exposiciones en el Pompidou o de camarera en Montmartre. Soñaba sin miedo por las calles de Napoli o de tiendas en Capri. Soñaba mirando las nubes de algodón desde un asiento estrecho de Vueling. Pero al encajar las llaves en la puerta de su casa sentía un miedo denso y profundo en el estómago, una especie de moco nauseabundo le ascendía hasta la cabeza y le asaltaba el vértigo de los trapecistas sordos.

Dando vueltas en el sofá, en un lio de mantas, nostalgias y reallity shows. ¿Donde se habrá escondido el maldito mando? ¿Y porque veo el polvo de la estantería desde aquí? Dándole vueltas en la cabeza a las nubes de algodón, a la fuerza del Malecón, a los bares rojos, a Brecht, a los libros sin dueño y al vértigo de los trapecistas sordos.

15 abril, 2011

So-le-da-des




Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe
ah pero si existiera con minúscula
seria semejante a nuestra breve
presoledad

después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

ya se que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo

sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo

los datos objetivos son como sigue

hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos

claro que la soledad no viene sola

si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se vera un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buenagente

después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad

conforme
pero que vendrá después
de la soledad

a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si se
que mas allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estas vos
aunque sea preguntándote a solas
que vendrá después
de la soledad.

M. Benedetti

31 marzo, 2011

Él (II)


Todas las cosas importantes me pasan cuando llueve, pero no siempre que llueve me pasan cosas importantes. Sería bonito decidir cuando tienen que ser los puntos de inflexión, cuando los llantos, cuando los aprendizajes, cuando los flechazos y hasta las enfermedades (aunque puede que en realidad todo vaya un poco de la mano). Supongamos que la lluvia está limpia, que se abre una compuerta y deja pasar el aguacero por dentro. Todos los mecanismos se limpian, las correas, los engranajes, las válvulas y ese extraño sistema hidráulico que provoca vuelcos en el corazón cuando pasa algo bello, cuando confundimos la emoción con una vibración fantasma del móvil en el bolsillo.

Está sentado al lado de la ventana, dejando su mente al libre albedrío, con una botella de dos litros rellenada de agua fresca a la que da breves sorbos para prevenir la resaca en unas horas. En su habitación duerme alguien a quien conoce muy poco, tan poco que tiene que esforzarse para recordar su nombre. Empezaba por “a”, como el antro donde se han conocido. Todo ha sido tan fácil. Se han mirado, desde sus respectivos grupos de cuerpos sudados. Ella se ha acercado y le ha pedido una copa a cambio de un secreto. Él sabía a dónde conducía todo aquello pero se ha dejado llevar por la eterna ceremonia. Al fin y al cabo mientras dura la escena todo llega a parecer real, la emoción y la adrenalina se disparan y las drogas hacen el resto. Tiende a regocijarse en esa fase casi perfecta que supone la seducción. A posteriori siempre piensa que es un modo de garantizar un rato muy agradable por si el sexo que viene después está vacío.

Sigue lloviendo a cántaros. Hay días en que no apetece enfrentarse a cosas importantes, en que lo único que me mueve es ejercer la libertad de no elegir, de dejar que las cosas caigan por su propio peso, como la lluvia, como el mecanismo más sencillo de todos, el reloj de arena. Apetece volver a la cama y abrazarse a ese calor tan de mentira, sin hacer preguntas. Si pudiéramos apagar el sol durante unos días (que absurdo), y volver a salir a la calle por puro aburrimiento, o porqué ha dejado de llover y apetece olfatear el asfalto. Vuelvo a los mecanismos limpios, a la lluvia que cae, al fin de las preguntas sin respuestas.

Han salido de la discoteca con prisa y han parado un taxi, siempre es parecido. Él, egoístamente, ha propuesto ir a su casa y la ha comprado con una botella de Hendrick’s que descansa en su mueble bar y unas rodajas de pepino. Han escandalizado al taxista, solo porqué siempre le ha parecido divertido intentar escandalizar a un gremio que tiene más tiros pegados que nadie, cree que un día lo conseguirá. Y después lo de siempre, o algo parecido. Cambian las costumbres, la ropa interior, el bello púbico rasurado o la costumbre de gritar o la ausencia de ella. Más o menos timidez, más o menos perversión y un factor X difícil de aislar que acaba provocando que dos personas encajen desnudas o no. Es una extraña combinación entre pudor, experiencia, cantidad de alcohol ingerido y estado de ánimo en general o incluso culpabilidades disipadas en mayor o menor medida por la descontextualización espacio/moral.

Y sigue lloviendo, y el agua de la botella que nunca es suficiente. Y la duda entre volver a la cama o acabar la noche en la ventana pensando en aguaceros que limpian mecanismos. Y la cama ocupada.
Piensa que mañana por la mañana bajará a comprar el periódico y a tomar su café con poco azúcar. Puede que ya no llueva, puede que la perfecta rutina del desayuno le devuelva las ganas de decidir, o puede que no.
Puede que llueva, puede que mañana si que pase algo importante.

O puede que no.
O puede que no quiera.

08 marzo, 2011

A vosotros malnacidos


                                    "Mas al recordar otra vez que había sido despreciado y abandonado por ellos, acometíame de nuevo la rabia,
 e incapaz de volcarla sobre seres humanos,
 hacía destinatarios de ella a las cosas inanimadas."

Frankenstein o el moderno Prometeo M.Shelley



Cuando sembrasteis el mundo de tornillos
y soldasteis el techo bajo el cielo.
Cuando llenasteis las calles de silencios
pesados como cadáveres.
Cuando asesinasteis la opción de dudar,
los suspiros, el hipo y el sudor.
Estábamos allí malnacidos.

Cuando sellasteis los mejores labios,
plantasteis un vigía por quiosco,
un cepo por peatón y una aguja en cada libro.
Cuando vertisteis la moral venenosa
en cada barril de libre albedrio,
y aplicasteis la picana al amor verdadero.
Alguien vigilaba.

Gritasteis desde vuestros templos,
desde vuestra tierra prometida,  
y brindasteis por el botín y por el fin de la historia.
Mercadeasteis con valores sobre suelos de madera.
Del embrutecido rito de arrasar primaveras
vendéis manuales con sonido envolvente.
Cuando accionasteis la palanca,
alguien escuchaba malnacidos.

Es peligroso enterrar la caja de pandora entre cadáveres,
ahora que los muertos hablan.
Tenemos ojos, oídos, una pluma,
y la atávica rabia de los esclavos.
Tenemos veneno sobrante y mucha paciencia,
susurros en red y perseverancia.
Tenemos la lista de vuestros pecados,
y otra limpia con ensoñaciones,
con siglos de cuentos truncados a medias,
con ganas de amor entre los papeles.
Tenemos la llave del  ropero,
donde descansan intactos todos los libros.
Y vuestras armas malnacidos
y nuestro verbo.

Tenemos vino a raudales para celebrar el día.
Para dormir de noche a pierna suelta sobre las cenizas de vuestro serial.
Se acaba el invierno y la ceguera,
Nuestro olvido y vuestra carrera.
Tenemos rabia,
y tenemos prisa malnacidos.