14 diciembre, 2010

Nocturnos XXXIII



      
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan inso
mne
como recién salidas de un naufragio de sangre.
                                    F. García Lorca de "Poeta en Nueva York"


Enrique Morente – La Aurora De Nueva York


Suena una y otra vez en la taberna, Alguien hace años la cantó por aquí y nos dejó a todos enamorados. personalmente creí de verdad aquella noche de verano que me había vuelto loco por ella, al escuchar uno de mis poemas preferidos de Federico en sus labios y con aquella voz dulce. Luego nos hizo callar a carcajadas mientras daba pequeños sorbos al vino y nos contaba que el mérito era de ese otro maestro que hoy ha salido en el noticiero. 
Devoramos todo el disco, y luego el siguiente, releímos a Miguel Hernández, a Alberti y a tantos otros desde su garganta con una nueva fuerza. 
Hoy suena una y otra vez.


Parece que ha refrescado esta noche...

1 comentario:

Anónimo dijo...

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