11 abril, 2009

Cosas de cuerdos III


De lo que hizo Luís….

(socializando el terror)

Salió sin despedirse de nadie y empezó a correr calle abajo, con la guitarra a cuestas. Pensó que nadie se había dado cuenta. Que su vida hasta ese momento solo había sido un precipitarse del tiempo y que el cuento volvía a empezar en ese mismo instante. Corrió muy rápido y puso rumbo al mar. Repuso viejos pensamientos y se sintió de pronto liberado de la madrugada.

Luís se rodeó de gente, porque ya no se fiaba de su propio criterio. Se gana la vida tocando versiones en antros. Cuando nadie le ve escribe sus propias canciones y por unos segundos se siente sincero de verdad.

Luís no cuenta nada, lo que sabemos de él lo sabemos por los demás. Alguien que prefiere mantenerse en el anonimato le vio bailando totalmente fuera de si una canción de Dorian en un garito de una ciudad en minúsculas. 

Luís odia tanto la neutralidad que sin darse cuenta se convierte en un extremista del punto medio. Reparte tristeza y euforia a partes iguales, y esa bipolaridad le lleva a salir de casa cuando llueve, y a deprimirse algunos días de sol. Por otro lado cree que llorar un día soleado no tiene ninguna gracia y tiene que ser un desorden universal, una tara de fabricación de la historia.

Luís es tan complejo como bueno y aunque ahora se esconda debajo de la mesa, tiene tantos papeles garabateados por las dos caras que cuando los ordene entenderá el motivo de la enfermedad y decidirá si quiere medicarse o le tiene demasiado miedo a soñar en blanco y negro.

Él ni siquiera ha sentido el ataque de cordura, por eso ha salido corriendo, pero no entiende nada.

Luís no entiende nada…

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