05 agosto, 2005



Nueva fe

Hay un hombre arrodillado en el desierto
rezándole a la tierra
Porque se le acabaron los dioses,
los titanes, los supremos,
en fin, las divinidades

Hay un hombre cansado en el desierto
rezándole al agua
Se le vendieron los grandes
A los señores de la guerra, los poderosos,
En fin, al capital

Hay un hombre que son muchos
rezándole al pequeño,
al sencillo, al diminuto,
al que pregunta en el norte
y al que lucha en el sur.

Hay un hombre en el desierto
En fin,
rezándole al hombre.

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