26 marzo, 2009

Cosas de cuerdos I

La cordura es la viruela del siglo XXI. Es una mala clase de anestesia vital.

Hay un brote de cordura que está arrasando la ciudad y creedme, es una amenaza para la primavera y para los cuentos que se cuentan antes de ir a dormir. Es una amenaza para el vino blanco y para las canciones bellas. Es una amenaza para los cines medio vacios y para el té con menta. És una amenaza para las islas que marean y para el sexo de los locos.

Ante tal amenaza en la taberna descolgamos los muebles de la pared, empaquetamos los miles de poemas que cuelgan en las paredes, nos abrazamos fuerte y nos despedimos, cada uno por una calle distinta. Hasta que una noche de verano nos vuelva a unir y aceptemos la locura como única vía válida para salvarnos de los principios y finales.

Al salir por la puerta me parece ver a Jorge llorando, le abrazo con fuerza y le digo:

-          Los dos sabemos que habrá final feliz.  Abrígate que fuera vuelve a hacer frio…

2 comentarios:

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

Es cierto, vivimos en contínua amenaza. Hay quien de puro temor permanece día y noche encerrado bajo la cama, envuelto el cuello entre vueltas y vueltas de bufanda.Habría que salir a la calle con el pecho descubierto y arriesgarse a sufrir el disparo de otras miradas, no debería importar demasiado el frío. Y cómo envidiaré a quien se atreva.
Un abrazo.

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

Lo siento, de verdad, pensar que de tu malestar una pequeña parte fue culpa de mi enaltecimiento de la desnudez. Pero bueno, consuela pensar que al menos fue causado por una ceremonia hermosa, ¿no? Espero que estés mejor.Un beso sanador. Cuídate.