07 mayo, 2008


Relato en ron menor (II)


Mientras cruzo la ciudad de Oeste a Este como si quisiera abrir-le una brecha y amputar un trozo de terreno el aire me termina de abrir los ojos. En el fondo la estampa es preciosa, el mar cada vez mas grande y azul, el sol de primera hora le da al mundo un aspecto de recien comprado, sin estrenar, que me inquieta en cada esquina que tuerzo.

De pronto vuelves a mi cabeza como un relámpago y te recuerdo desnuda durmiendo. No puedo pensar en un cuadro más bello que tu cuerpo desnudo sobre las sàbanas blancas. Lo que me gusta de nuestra història es que solo me permitas verte los años bisiestos. Por eso huyo antes de que te despiertes. Me repito que no me falta fe en el amor, tampoco me falta fe en el género humano. Supongo que los problemas surgen al mezclar los dos conceptos.

Decido no pensar más en ti para vencer el aturdimiento y me concentro en el mar. Me dejo llevar por el olor a pan recien hecho que reina en la calle y a la vez me siento ajeno a todo. Ya no pertenezco a este mundo, ni a este universo. Soy un extraño en las aceras de todas las ciudades, tambien en la que hasta hace poco era mia. Sigues mirandome desnuda tras la ventana, lo siento…

Sigo pensando que voy a tardar siglos en olvidar tu boca.

Llego a mi destino, el mar.

Continuará...

No hay comentarios: