02 mayo, 2008

Nocturnos XI


Un vuelo charter me secuestra de Tanger y me deja desnudo en la terminal A. Luego unas risas y mucho que contar. Una taverna muy oscura, en el escenario la guitarra de Duende acompañada por un tal Txema se queja por una milonga de Atahualpa Yupanqui.
Jorge me agarra un ron y anda monologueando sobre mi vida:

La Duda

Nace pequeña y juguetona, como inofensiva. Se alimenta sin molestar a nadie, y se va criando, allá en un rincón oscuro del pensamiento. Luego vienen las sonrisas y las noches ligeras, todavía no molesta. De pronto una mañana se abre como una brecha, como la herida original. Penetra hondo en la vida y uno se siente mentiroso si no la toma en cuenta.
El punto más alto de la duda, paradójicamente es su extinción. Es la terrible certeza, luego queda tiempo para el autoengaño o para remendar tejidos.

La Mentira

Es cierto, soy un mentiroso. Hoy he mentido. He acorazado mis palabras con una capa de falsa inocuidad. Lo peor de todo, es cuando se tiene la certeza de que tu tambien mientes. Cuando la boca dice palabras que los ojos niegan. Cuando entre las risas se abre paso la verdad, temerosa, aterrorizada. Cuando intentas convencerme al mismo tiempo que a ti. Cuando se tiene un miedo paralizante a lo que es inevitable. Pero, es cierto, soy un mentiroso.

… Jorge acaba su monólogo, termina de vaciarme el alma al tiempo que sorbo el ultimo aliento de ron y se desparraman uno a uno los botones por la barra. Duende termina su milonga, y recita algo de Cortázar.

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