07 enero, 2005

Nocturnos II

Se me ha atascado una sonrisa en la memoria y no me deja dormir. Ya probé lo del vaso de leche calentita, incluso fumé hierba hasta levitar, pero sigue ahí, bien amparada entre mis sienes. Mientras tanto escribo, leo, hablo con las sombras proyectadas en las paredes, bebo ron a pequeños sorbos y tomo grandes bocanadas de aire nocturno.
Dormiría placidamente en una noche tan fría, te escribiría largas cartas entre sueños alucinantes, viajaría a otros mundos, esos que se esconden detrás de los eclipses de mar y ayudaría a Silvio a buscar a su unicornio. Hablaría con los duendes que acechan las esquinas de mis sueños, y tomaría borrosos cafés en antros donde van los hombres raros a leer poesía en las tardes de París. Pensaría en ti mientras sueño, pero no puedo. Se me ha atascado una sonrisa en la memoria y no me deja dormir.

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