12 enero, 2012

El poeta piloto





El funámbulo es ese ser extraño a medio camino entre bailarín y piloto. Una línea tangente de la evolución, una cabeza vaporosa de belleza sobre un cuerpo de alambre y nylon. Lunático por naturaleza, rey de los pájaros de mal agüero. Escribidor de boquiabiertos por las alturas, reponedor de imposibles en los colmados vacios de suspiros.
Pequeño loco cabrón, dicen los famas. Espantapájaros de palo y cuerda le llaman los que viven a ras de suelo, incógnita física de las leyes generales. Como una pesadilla de Sir Isaac Newton, el niño con la cabeza llena de pájaros no pierde el hilo, baila sobre él.
El niño funámbulo sonríe, porque desde su pista de baile las cosas parecen de juguete, pierden seriedad y dramatismo. Se llena de una sensación de vuelo bidimensional, se estira sobre el cable y sueña que vuela, sueña.

Yo de mayor  quiero ser funámbulo.

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