La boca es para los valientes, para los m�s. Los cobardes nos escondemos en el papel, y en �l dejamos peque�os girones de piel y gotitas de l�grimas. Para los fuertes quedan las estrellas, que no son luz, sino sus corazones grandes y redondos que laten la noche a golpes de valent�a.
Y los cobardes nos resignamos, y echamos de menos a los corazones redondos.
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