31 diciembre, 2010

Horas, minutos, segundos...


Este año no habrá balances, no habrá propósitos, ni siquiera buenas intenciones. Quedará como una cápsula temporal digna de estudio para las generaciones venideras. Precintaremos los últimos 365 días y los guardaremos entre los túneles de una mina de sal.

Rescataremos, eso sí, todo lo escrito y todo lo dicho, todo quedó grabado en las cajas negras de la nave. En las próximas semanas procederemos a la transcripción y análisis de las conversaciones en cabina.

Seguiremos retransmitiendo en Morse por el canal de emergencia, por si alguno de los que decidieron lanzarse en paracaídas quisieran volver a la isla. Cada tarde a la misma hora encenderemos las hogueras y lanzaremos una bengala por si aun fuera posible.
Hemos rescatado unos fracs de la bodega de equipajes y algunas botellas.

Este año no habrá balances...

Unas copas y algunos deseos tal vez.

14 diciembre, 2010

Nocturnos XXXIII



      
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan inso
mne
como recién salidas de un naufragio de sangre.
                                    F. García Lorca de "Poeta en Nueva York"


Enrique Morente – La Aurora De Nueva York


Suena una y otra vez en la taberna, Alguien hace años la cantó por aquí y nos dejó a todos enamorados. personalmente creí de verdad aquella noche de verano que me había vuelto loco por ella, al escuchar uno de mis poemas preferidos de Federico en sus labios y con aquella voz dulce. Luego nos hizo callar a carcajadas mientras daba pequeños sorbos al vino y nos contaba que el mérito era de ese otro maestro que hoy ha salido en el noticiero. 
Devoramos todo el disco, y luego el siguiente, releímos a Miguel Hernández, a Alberti y a tantos otros desde su garganta con una nueva fuerza. 
Hoy suena una y otra vez.


Parece que ha refrescado esta noche...

12 diciembre, 2010

El plan establecido



Sara, o la chica Hall necesita un principio. Me lo ha dicho entre cervezas y le he prometido un nuevo plan que reemplace al caduco. Creo firmemente que los malditos también  encontraremos nuestro propia e inestable felicidad.

El plan perfecto, el que no tenga fisuras. He pensado durante mucho rato en Sara, su risa y mi plan, y de pronto me ha venido a la mente, sin avisar, la imagen del todavía joven Doinel. Se pasa la adolescencia corriendo y encajando derechas, pero al final del film tiene un momento casi profético. Huyendo llega al mar y de pronto Jean-Pierre Léaud se gira y mira a cámara. En esta maravillosa transgresión cinematográfica que me ha hecho gastar ratos boquiabierto ante la pantalla, Antoine nos dice que tiene un plan.

Mi plan se parece a ese adolescente convertido en sabio, mi plan es caótico, poco predecible y no se sustenta en ninguna estadística. Es revolucionario en el sentido más subversivo y a la vez sabremos conformarnos con los márgenes del escenario. Mi plan incluye extrañas bebidas de color verde, substancias de dudosa legalidad y requiere una comprensión de moral relajada. Se parece a los mapas del tesoro con manchurrones de ron y una gran cruz totalmente desproporcionada.

Mi plan se susurra al oído, para que no sea demasiado público y se grita a los cuatro vientos en los días eufóricos. Huele a risas de arrabal, a humor negro y tiene una niña en una esquina con cara de loca que mira como suenan las guitarras. Es una imprudencia de magnitud faraónica, no lo recomendaría ni el doctor de cada diez que aconseja comer chicle con azúcar. Es imperfecto, poco respetuoso con el medio ambiente y políticamente incorrecto. 

Es el único modo que se me ocurre para subvertir el estado de todas las cosas hasta que se parezcan a lo que nos hace vibrar. Es emocionante y tiene largos anexos a rellenar en noches de vino y risas. No está documentado ni será publicado, pero aprenderemos hasta la última letra.

Mi plan se parece mucho a ti…

09 diciembre, 2010

Nuit brouillée, nuit claire







Arañazos en la espalda y la mente algo nublada, una mesa bien poblada por mentes afiladas. Bebíamos y charlábamos, íbamos desgranando la noche. Evidentemente la risa potente de Jorge sobresalía de vez en cuando entre el humo y yo me sentía feliz de compartir palabras y gestos con gente como aquella. Que nadie malinterprete, no son delirios de grandeza, más bien todo lo contrario. El saber y la complejidad no necesitan ser publicitados, simplemente se dan, en lugares como aquella mesa, como una geometría casual y perfecta. La conversación iba de lo banal a lo más esencial, a ratos parecía que tocábamos el sentido último de la vida con la punta de los dedos y a los cinco minutos nos parecía que precisamente era perdiéndonos en los detalles como resolveríamos el misterio.


No hay porque esconderlo, varias substancias yacían sobre la mesa, cada cual elegía la suya, incluso este tema engendró una acalorada discusión entre el fotógrafo y el escritor. Alguien dijo que no era necesario esconder el hecho creativo tras alteraciones del estado perceptivo, incluso aseguró que eso solo denotaba cobardía en un artista, un pretexto para no mostrarse entero y verdadero frente al soporte, sea cual fuere. Rápidamente el pintor y el poeta saltaron encendidos a defender el caminó hacía la belleza por si mismo, aunque este necesite de catalizadores químicos. Y hablamos de Poe, de las amapolas y del vino barato de Bukowski. Apareció Syd Barrett y con él la idea de que el trance creativo domine al creador. Hablamos de la soledad del visionario y del dolor intenso que podía llegar tras alcanzar la cumbre creativa.  

A todos nos encantaba aquel bar afrancesado del barrio viejo y decidimos que esta reunión fuera la primera. De algún modo nos sentíamos reflejados los unos en los otros y nos enternecía este modo de tener razón todo el rato y no tenerla a la vez.
Tal vez el pico de la noche llegó cuando la actriz llenó de elogios al poeta y le preguntó como era capaz de tal verborrea, casi improvisada, tantas palabras y tan bien elegidas.  Al escuchar la pregunta el escritor interrumpió. – No tiene mérito alguno, lo único que hace es dejar la mente en blanco y echar todo lo que llega, tal cual. Vaciar palabras, eso es la poesía, la literatura, todos podemos hacerlo.  Y quien no puede hacerlo es por miedo o peor, porque esta vacio por dentro o lleno de aire.

¡Vacío!  En un primer momento la reflexión me pareció dura y bastante pedante por su parte, pero tengo que reconocer que al rato me asusté al sentir que en parte estaba de acuerdo con él.

Y seguimos escuchando música francesa…

01 diciembre, 2010

Nocturnos XXXII


“Hay seres, muy pocos, que respiran Vida”

Me habría quedado toda la noche en esa silla, en ese bar, casi sin moverme. Toda la noche mirando el espacio que has dejado al otro lado de la mesa. Te has levantado, te has puesto ese abrigo precioso y me has mirado con una mezcla de pena y de fuerza.

Me habría quedado toda la noche jugando a que acabas de marcharte, a que todavía flotas en el aire. Has recogido el tabaco y el bolso y simplemente has puesto un punto de sutura en mi historia.

Me habría quedado toda la vida en ese bar, si pudiera, solo por no salir sin ti por la puerta.