28 septiembre, 2010

La Taberna en Huelga...





Jorge cerraba la puerta de la taberna un poco antes de media noche. Nos hemos reunido todos en la puerta y hemos leído unos versos de Celaya alentando a gritar que no solo aborrecemos la línea que está tomando todo esto y sabemos que nos lleva al desastre si no que tenemos un esbozo suficientemente claro  de la nueva vida, con sus hombres nuevos.
Lo bello de un dia de lucha (ha dicho Jorge) es que la poesía vuelve a las calles…
Y nos hemos ido todos juntos a intentar cerrar todo lo que podamos.

29-S

EN GRÈVE

27 septiembre, 2010

Efímeros XII




"Y viene de una canción. Una canción repetida cien veces ilumina tanto como una de esas bengalas que utilizan en la guerra para disparar sobre los enemigos. Una sola canción como una sola bengala puede hacer que todos disparen al mismo tiempo en cien direcciones distintas"


R. Loriga
Héroes

21 septiembre, 2010

Y ya




Que se casen los tristes
Que se caigan los precios del vino envenenado
Que se mueran de pena las persianas de tu casa
Que se lancen al vacio las mentes pensantes
Que se duerman los gatos en las almohadas vacías
Que se tiren al metro los guardianes de toda respuesta
Que se ventilen los zulos entre secuestros
Que se empañen todas las gafas graduadas
Que se gradúen los buenos en valentía
Que se pierdan los cobardes por las calles
Que llueva mucho
Que limpie, que drene, que desinfecte,
Que moje las ganas de rendirse hasta disolverlas.
Que los cristales se arruguen y desdibujen los rostros
Que se jodan los camellos de la intensidad
Que las palabras echen raíces para que no se las lleve el viento
Que seamos
Que tal vez algún día seamos
Y ya…

17 septiembre, 2010

Cosas de locos VII



Corren els primer anys de dècada, els setanta entren plens de somnis, i de fotuda realitat. En una petita estança de l’eixample el Salvador entra i observa l’habitació, el pòster dels Beatles, l’imaginari afrancesat decora les parets. S’han conegut a Zeleste, en un recital mig amagat d’un boig avançat al seu temps. La Margalida fa llisacar l’agulla a sobre d’un disc de vinil, com si l’hagués triat per casualitat, però res no és casual en aquest pedacet de món. Ell tarareja els primers acords. “Suzanne takes you down to her place near the river, you can hear the boats go by, you can spend the night beside her, and you know that she's half crazy but that's why you want to be there”.
Ella li demana pel seu signe del zodiac i ell li respon, escèptic. Després diu la paraula clau. “Collonades” i ella riu.
Carícies, petons, i un porro lligat de pressa, gemecs i una abraçada que val una dècada de somnis. Tot per guanyar i tot per perdre.
Lluita en esta pur.
Amor en estar pur…

14 septiembre, 2010

Efímeros XI

En plena huida de fin de semana me encontré con Jorge en un garito. Estaba totalmente intoxicado y bailaba como llevado por el trance. Solo movió los labios para repetir unos versos que lo dejaron clavado unos cuantos acordes de sintetizador. Necesité varios cubitos y sus respectivos vasos y aditivos para devolverle de nuevo al suelo.

Sonaba esto

“Yo me dormí en tus brazos
Y al despertar el mundo nos hizo pedazos”

12 septiembre, 2010

Cosas de cuerdos VI



Este animal se atrevió hace mucho tiempo a cantar una verdad terrible. Muchos no quieren aceptarla jamás. Pero es tan cierto como el más oscuro de los rincones de la ciudad.

También existen los orgasmos tristes…

(Versión cantada por otro monstruo)

11 septiembre, 2010

Miscelánea



Así se viven los días de huida en nuestro antro. Así se caminan las horas sin intentar entenderlas demasiado. Se planea sobre una mixtura de emociones, a ratos eufóricas y a ratos anestesiantes, pero siempre con una especie de sostenido en intensidad.

Escuchamos de lejos las bombas que destrozan La Moneda y con ella parte de los sueños de una generación cansada de no ver los resultados de tanto esfuerzo colectivo. Escuchamos también desde aquí el eco, el eco que retumba en el hueco que deja uno de los grandes cuando muere. Porque con él muere un modo de ver el mundo, mueren los recuerdos de las noches en las montañas de la Dordoña metralleta en mano, la alegría de desfilar por las calles del París liberado con los compañeros Partisanos, la tricolor ondeando en tierras foráneas. El significado real del internacionalismo. Así despedimos a Wile desde la intimidad de nuestro antro, en este tiempo extraño.

Nos dividimos en dos en estos tiempos, para repartir la intensidad. Uno, el cuerdo, el responsable, el que compra los billetes y gestiona los nuevos tiempos, el que ya ha salido de aquí y puede ver las cosas desde lejos. El otro es el Puta (en palabras de Gil de Biedma), el de la mala vida, el que huye con cualquiera que ame la noche tanto como él. No están peleados, se respetan en estos días, porque saben cuánto se necesitan el uno al otro.

Tal vez toca vivir un tiempo en la oscuridad, por aquello del contraste con la luz al amanecer. Tal vez toca cambiarlo todo para no cambiar nada. Toca escribir mucho, hasta dejarse un poco el sueño y la salud y musicar nuevos versos que nos den la razón. Toca revisar los papeles, refundar alguna que otra ideología, quemar todos los templos ahora que nos quedan fuerzas. Dejarnos tostar a fuego lento por la calima y el salitre. Toca tirar toda la ropa por la mañana, al llegar a casa oliendo a humo y a sombra. Envenenar los pozos donde beben los que viven aconsejando.

Toca en definitiva, no tomarse muy en serio ni al cuerdo ni al Puta, no vaya a ser que un día de estos nos atrape la dicha, sea feliz de nuevo y me de por vivir. ¿Quién escribirá entonces mis canciones?

Y es que, los malditos también sonríen…

03 septiembre, 2010

Crónica de lo que nunca jamás sucedió

A veces, el universo conspira a nuestra contra. Noches de risas y conexiones repentinas que se dejan perder por un desajuste espacio-temporal.
 El chico esa noche tiene un brillo especial en la mirada, ella  lo detecta, pero desconoce el motivo y se ilusiona imaginando que cruzan juntos el umbral de su puerta de madera, devorándose. La chica tiene alas de gaviota, aunque le han disparado muchas veces a matar, ha esquivado los perdigones y esta noche se siente ligera, y la música y la cerveza harán el resto.
Se conocen muy poco aún, y eso le da a ella la libertad de imaginarse la vida del chico, como una voyeur con poca práctica. Juega a inventarse los detalles, las pequeñas cosas que hacen que una persona especial se convierta en imprescindible. Lo imagina desayunando por la mañana mientras ojea el periódico, tostadas un poco quemadas y café amargo. Imagina las estanterías llenas de libros mal ordenados. El gato acurrucado al lado del radiador y una máquina de escribir en un rincón de la mesa. Lo imagina de madrugada, escribiendo en la Olivetti con el cenicero lleno de colillas y la cabeza totalmente ida, olvidándose del sueño por completo.
Él se deja emocionar por su sonrisa algo traviesa y se pregunta cómo deben ser los lunares que no ve, los que quedan debajo del vestido.  La mira un momento, tímidamente y se imagina que huyen juntos esa misma noche, piensa que no es tan fácil como parece mirar a alguien y querer por un momento pasar el resto de la vida con esa persona.
El último amigo se despide y los deja solos, hablando sobre personas que se miran en el metro y que no se atreven a ir más allá, de miles de pasiones contenidas en hora punta. De todas las cosas que nunca jamás sucedieron pero fueron grandes historias en potencia. Y se miran, se miran mucho.
El chico se cree seguro de sí mismo, cree que todo puede ser si nada se da por perdido, pero en el fondo es torpe e ingenuo. La chica se relaja y se deja mecer por las palabras, por esa voz grave entre la que se siente abrigada. Él la coge de la mano y juegan a cruzar la calle sin mirar, a pisar las aceras mojadas a golpe de manguera y justo cuando han decidido escapar de todo y comerse a besos en cualquier esquina, el universo se presenta duro y implacable en forma de llamada al móvil.
Y es que se conocen tan poco.
Y él es tan ingenuo
Y ella desconoce el motivo.

01 septiembre, 2010

Nocturnos XXX




Algunas condiciones irrenunciables.

Que la luna se esconda durante un tiempo, más adelante ya compensaremos mirándola mucho.
Que cortar cebollas no haga llorar en los tiempos tristes.
Que ciertos músicos solo suenen en el hilo musical de los chinos durante un tiempo, o en las gasolineras, de madrugada.
Que esos músicos cancelen sus giras y se dediquen a escribir canciones hasta nuevo aviso.
Que cada noche me emocione una sonrisa y que toda locura esté permitida, pero que a la mañana siguiente me enfrente solo al café amargo y al cepillo de dientes.
Que sepamos por adelantado lo que queremos leer y lo que no.
Que el final de la novela no me quede demasiado triste.
Que el verano se alargue un poco este año, por compensar algo.
Que el viaje a París sea el principio de un proyecto y no un pozo de nostalgia, y que en aquella panadería de Montmartre sigan vendiendo el mismo “pain au chocolat”.
Que jamás deje de sentirme tan vivo.
Que sigas sonriendo, aunque me haya quedado en paro.
Que cenar en la terraza con vino blanco sea declarado bien de interés cultural.
Que los tecnócratas se congelen todos de golpe, también por compensar.
Que amar intensamente sea obligatorio por ley, aunque gastemos toda la hojalata en corazones nuevos.
Que las mejores sonrisas estén por llegar.
Que alguien ponga un poco de orden en el mundo, pero que no se lo cuente a nadie.
Que la justicia no sea opcional.
Que todos los gatos sigan haciendo patitas en mi estómago mientras ronronean.
Que me devuelvan de una vez el libro de Orwell.
Que nunca jamás gane una partida de Trivial.
Que me lo concedan todo, o por lo menos lo que parezca menos importante.